Yo fui toda mi vida a un colegio de monjas. Cuando tenía 16 años, con mi curso fuimos de retiro espiritual a la casa de unos curas. Las habitaciones nuestras estaban a lo largo de una galería. La primera (y única) noche que pasamos allí planeamos una especie de fiesta en la habitación que estaba al fondo de la galería, así que después de hacerle creer a la directora del cole que ya estábamos durmiendo, alrededor de la una de la mañana comenzamos a partir hacia la "pieza del fondo". Mi mejor amiga y yo estábamos exactamente en la otra punta de la galería, por lo que para llegar al lugar de la reunión teníamos que recorrer un largo trecho. No sé por qué, pero la cuestión es que salimos de la habitación corriendo; el pasillo estaba totalmente a oscuras, y yo no me acordaba que en medio del mismo había una mesa bastante grande y pesada. Conclusión: velocidad + oscuridad = me llevé puesta la mesa y la arrastré varios centímetros. ¡¡¡Cómo reverberó ese ruido horrible en el silencio sepulcral de la noche!!! Mis compañeras salieron aterrorizadas de las habitaciones porque no sabían qué había pasado. (Si ellas que estaban despiertas se asustaron, no quiero imaginar lo que pensaron los pobres curas que dormían plácidamente!!). Con mi amiga volvimos corriendo a nuestra habitación tan rápido que pasamos de largo y empezamos a rasgar las paredes porque no encontrábamos la puerta. Al rato apareció la monja directora, en camisón. Nos retó a todas, pero nunca preguntó quién había hecho semejante ruido.
Bonus track: al día siguiente, en plena celebración, todas congregadas alrededor del altar, en el más absoluto de los silencios, mis tripas empiezan a hacer ruido.
Nunca pasé tanta vergüenza junta ni me divertí tanto como en ese mini viajecito.
1 comentario:
Los lei todos Me animaste el fin de largo Gracias
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