miércoles, 27 de agosto de 2014

Día de mierda

No voy a hacer el juego de palabras "día de miércoles" porque es horrible y ya se hizo un trillón de veces.

Hoy es mi cumpleaños y si bien no suele ser mi día favorito del año (me cuesta ser el centro de atención, aunque sea de mi pequeño mundo), estoy de buen humor. Hoy no. Tampoco es que esté de mal humor, pero estoy entre preocupada, nerviosa y depresiva. Hace tiempo que estoy luchando contra el trastorno de ansiedad y los ataques de pánico, pero todavía no estoy del todo curada, y los pequeños contratiempos de la vida cotidiana (enfermedad de un familiar, de mi  perra, y dolencias mías varias - de las reales y de las psicosomáticas), más los cambios que se avecinan y a los que todavía no me atrevo a enfrentarme, nublan por completo el resto de las cosas buenas que me pasan, así que me levanté con más ganas de desaparecer que de festejar.

Apenas llegué al trabajo me tomé media pastillita mágica que me hizo sentir bastante mejor y ahora no siento tanto que sea un día de mierda.

Si festejara y hubiera torta y velitas uno de mis deseos sería tener una mente sana.