viernes, 26 de febrero de 2010

Preferencias

La empresa en la que trabajo tiene un comedor que sirve almuerzos de dudosa salubridad. Durante un año y medio, feliz por no tener que cargar un tupper con comida todos los días como lo había hecho en mis empleos anteriores, me adapté al menú de dicho comedor sin mayores complicaciones. Pero la calidad de la comida era cada vez menor (no sé cómo lo hicieron, parecía imposible que hubiera algo peor que lo que servían al principio) y me cansé de pasar hambre (hubo días en los que comía solamente pan y alguna gelatina), así que aprovechando que mi oficina tiene heladera y microondas, volví a cargar tuppers.

En mi oficina trabajo sola, por lo que el único contacto que tenía con otros humanos era durante los escasos 45 minutos del almuerzo. Ahora como sola, en una cocinita en la que apenas entra una persona, sentada arriba de un mueble. A veces escucho música y a veces me interrumpe el teléfono o alguien que entra. Y, por supuesto, no hablo con nadie.

Últimamente algunos compañeros me insisten para que almuerce con ellos de vez en cuando. Sólo pensar en el olor nauseabundo de ese comedor me pone de mal humor. Yo les agradezco, les digo que traje comida, y que con gusto vamos a tomar algo a la salida, pero almorzar ahí no.

Una persona normal preferiría socializar con otras personas. Yo prefiero comer comida sana, aunque eso implique soledad y silencio.

viernes, 19 de febrero de 2010

SMS

Hola sil cómo va? Todo bien? Espero que hayas tenido unas líneas y ofrecidas vacaciones.beso

Dudo que realmente te interese cómo me fue en mis vacaciones si ni siquiera controlaste que el celular no hubiera escrito cualquier cosa.

¿Qué necesidad tiene la gente de mandar mensajes al pedo? A ésta no la veo hace como dos años y jamás le respondo los mensajes. La verdad es que me da un poco de penita a veces, pero si no tiene amigas a buen puerto vino a buscar...

viernes, 12 de febrero de 2010

Final feliz

Emma está secretamente enamorada de su compañero de trabajo Will. Pero Will ama mucho a su esposa. Pasa el tiempo, y ante la imposibilidad de tener a Will y para intentar olvidarlo, Emma decide casarse con otro, Ken. Mientras tanto, Will se entera de que su esposa le mintió, y se va de la casa. El día del casamiento Emma es abandonada, porque Ken se da cuenta de que ella en realidad ama a Will. Will llega a la fiesta y no hay nadie, sólo Emma llorando, y le explica el porqué. Will no entiende nada, Emma le dice que estuvo mucho tiempo esperando una señal de su parte, y se va. Will intenta detenerla con una frase, "acabo de dejar a mi esposa", pero Emma siente que es muy tarde. Ya renunció a su trabajo y no se verán más. El último día, Emma junta todas sus cosas y cuando está saliendo del edificio, Will, que por fin descubrió sus verdaderos sentimientos, aparece y le da un beso.

Hasta ahí, el previsible final de temporada de una serie tonta, similar a tantos otros finales felices que la televisión está acostumbrada a mostrarnos. Pero anoche mientras lo veía, volví unos años atrás en mi historia, aquella época en la que "acabo de dejar a mi esposa" era la frase que más anhelaba escuchar.

Por suerte no fue así. No hubiera sido para nada feliz.

miércoles, 10 de febrero de 2010

De embarazos

Situación 1

Mujer 1 me cuenta que está embarazada. Tiempo después me la encuentro, y por la ropa que está usando no se nota si tiene panza o no. ¿Le pregunto cómo va el embarazo y me arriesgo a que me diga que lo perdió, o no pregunto nada y quedo como maleducada?

Situación 2

Mujer 2 tiene una nena de menos de un año. Un día noto que quizás tiene un poco más de panza. ¿Le pregunto si está embarazada de nuevo y me arriesgo a que me diga que no, que todavía no pudo recuperar su peso anterior, o no pregunto nada y quedo como maleducada?


Ya está. Preferí ser la maleducada a la que no le importa un carajo la vida de los demás. Conociéndome, si les preguntaba seguro que metía la pata.

viernes, 5 de febrero de 2010

Lluvia cae

Aprovecho el día lluvioso para hablar de algo que detesto: la gente que no usa paraguas.

Cuando he preguntado el porqué, la respuesta siempre ha sido "porque me molesta". OK, estamos de acuerdo en eso. Yo odio usar paraguas. Es incómodo si tengo que cargar varias bolsas y ni te cuento si viajo en colectivo, pero no por eso voy a dejar de usarlo. ¿Si fueran insulino-dependientes dejarían de inyectarse todos los días porque les molesta?

El paraguas se inventó para algo, por ejemplo, para no llegar al trabajo como si viniéramos de participar en un concurso de camisetas mojadas. Aunque la lluvia no fuera tan copiosa, ¿no les da asco estar cargando humedad todo el día?

Yo llego al extremo de llevar siempre un paraguas en la cartera (llevo tantas cosas, una más no me hace nada). Una compañera de trabajo me dijo una vez: "es que yo soy positiva, no estoy pensando en que va a llover". Yo tampoco, taradita, pero las estadísticas indican que por más positiva que seas, alguna vez va a llover, y aunque la idea de caminar bajo la lluvia sea muy romántica, no vivo en una película de Hallmark y llegar mojada donde sea que vaya apesta.

Todo esto no me molestaría tanto si no fuera porque estas personas me miran como diciendo "pobre tonta nena de mamá no se quiere mojar siempre lleva un saquito por si refresca yo soy re piola y ganador y me banco hasta el diluvio universal".

A veces me dan ganas de meterles un paraguazo en el ojo.