sábado, 28 de julio de 2012

Los libros y la gente


Estoy haciendo limpieza en mi casa, un poco para ordenar y que no se llene de ratas, pero fundamentalmente para hacer lugar para poner una batería :)
Entre todas las porquerías que he guardado durante años (por ejemplo, la carpeta de Historia de 1° año o una bolsa llena de palitos de helado), había libros. Como muchos de esos no me gustan ni los volvería a leer, decidí regalarlos. Lo comenté en Facebook y mandé un mail a quienes pensé que podría interesarles la oferta. Algunas personas pensaron que estaban hablando con una librería (gratis) y sus respuestas no dejaron de sorprenderme:
"¿Tenés libros infantiles?" ¡Rata inmunda! ¡Vivís en un country y viajás a Asia todos los años! ¿Tenés necesidad de esperar una donación para darles libros a tus hijos?
"Me interesan los libros de historia, filosofía, política, arte, literatura, tendrás algo de eso?" Hippie sucia, hacés gatos de papel maché, si yo fuera vos pediría libros que me enseñen a hacerme rica.
"Me interesa tal libro, cómo me lo podés acercar?" No soy un delivery personalizado de libros, si lo querés movilizate hasta mi casa.
"Me interesan los de solfeo, nos juntemos una mañana en el centro o llevamelo al ensayo de coro". La gente de bien por la mañana trabaja, y NO VOY AL CORO DESDE AGOSTO DEL AÑO PASADO.
Finalmente alguien me dijo que los quería a todos. Ante la alegría de poder deshacerme de los libros me ofrecí a llevárselos a la casa. "¡Dale, vení el viernes, estoy todo el día en mi casa!" Perfecto, justo ese viernes tenía el día libre en el trabajo, de paso que le llevaba los libros socializaba un rato. NOT. Cuando le mandé un mensaje para avisarle que estaba saliendo me dice "no estoy, pero dejalos, nomás". Así que allá fue la boluda, en el único día que podía quedarse tranquila en su casa, atravesando toda la ciudad para regalarle una parva de libros a una persona que ni siquiera tuvo la delicadeza de atenderla en persona...