jueves, 24 de noviembre de 2011

20 años

Un día se murió Freddie Mercury y yo no sabía muy bien quién era, pero recuerdo a mis padres consternados por la noticia. Unos días después, todavía curiosa acerca de quién era ése que se había muerto y del que todos hablaban, me puse a escuchar Innuendo, el último (hasta entonces) CD de Queen. El primer tema es el que le da nombre al álbum y el que cambió mi vida, y lo digo casi sin exagerar. Imagínense, yo tenía doce años y mi bien más preciado era un cassette de Xuxa. Pero hubo algo, no sé si fue la guitarra española, la dulzura de "you can be anything you want to be...", o la mezcla de estilos dentro de la misma canción, que me hizo enamorar instantáneamente y para siempre de Queen.

Decía que mi vida había cambiado a partir de ese momento, porque fue entonces que empecé a crecer y a convertirme en mucho de lo que soy hoy: empezó a gustarme la buena música, empecé a escribir, empecé a estudiar inglés (y nació también mi obsesión por Inglaterra); canté por primera vez en un coro y aparecieron las ganas de tocar la batería. La primera vez que recuerdo haber estado deprimida fue una tarde de séptimo grado. No sé por qué podría deprimirse una chica de 12 o 13 años, pero ese viernes a la tarde, mientras escuchaba la voz de Freddie Mercury, conocí una de las sensaciones que me acompañaría gran parte del resto de mis días.

La música de Queen me provoca una felicidad inmensa y ha estado conmigo en diversas situaciones de mi vida, y muchas veces me puse a pensar qué habría pasado si Freddie no se hubiera muerto. A lo mejor nunca le habría prestado atención y hoy sería fanática de, no sé, U2. Así que gracias Freddie por dejar de existir (?).

Nunca tuve "ídolos" ni fui muy fanática de nada ni de nadie, pero si alguien merecía ese honor y una mención en mi blog, ése es Freddie. best.singer.ever. La única voz que me levanta el ánimo, que me pone la piel de gallina, que me hace caer los calzones, y que, todavía después de veinte años, me hace llorar.

Si me prometen que va a ser así, capaz que me animo a tener un hijo


Practicando el baile del caño


Make me yours


Menos mal que no consiguió el trabajo

Make me yours, again

sábado, 5 de noviembre de 2011

Sigo sin existir

Hace tres años conté cómo me sentía ignorada en el ámbito laboral. Pasó el tiempo y sigue sucediendo lo mismo. Ayer casi me largo a llorar; si bien estoy un poco sensible por otras cosas y no se justifican las lágrimas por algo tan insignificante, me da bronca. ¿Por qué será que paso desapercibida para ciertas personas?