miércoles, 30 de diciembre de 2009

¡Otro año que se va!

Nunca hago balances, pero hace unos días me preguntaron cómo había sido mi año.

Veamos:

-Incursioné en la danza jazz.
-Me compré un auto. Más importante, aprendí a manejar. Me sentí adulta.
-Canté mucho y un poquito mejor que antes. Canté sola. Canté cosas nuevas. Canté y bailé. Canté en distintos lugares.
-Estuve en un par de ciudades/pueblos que no conocía.
-Me gané unas entradas al cine, fui con un grupo de amigos, comimos porquerías y nos reímos y hablamos en voz alta durante toda la película.
-Conocí gente linda.
-Hice mountain bike en las Altas Cumbres.
-Fui a cumpleaños, casamientos, citas, asados, reuniones de 3 personas y fiestas de 3500, en los que comí, tomé, bailé, canté, hablé y me reí.
-Recibí regalos que no esperaba.
-Tengo una casa más grande.
-Una nena de 5 y un nene de 3 me hicieron dar cuenta de que no todos los niños son insoportables. Es más, algunos, como ellos, pueden ser adorables.
-Recuperé el contacto con algunos parientes que están lejos.

Pareciera que no hubo cosas malas. Sí que las hubo, pero no importa, ya pasaron.

Gracias por haberme acompañado y espero encontrarlos nuevamente el año que viene. Les deseo felicidad, salud, colores, música, mañanas de sol, siestas de lluvia en la cama, tardecitas con cerveza y noches de asado con amigos.

¡Feliz inicio de año y felices vacaciones!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Navidad

Cuando encontré esta imagen la guardé para utilizarla en esta época, pero me temo que tuve que modificarla.

Odio la Navidad más o menos desde los quince años. Ya había crecido lo suficiente como para no recibir más regalos, mis primos se fueron a otra ciudad, y nunca tuve la suerte de que un novio/chongo me durara lo suficiente como para que me hiciera compañía durante o después del brindis, por lo que las fiestas empezaron a ser para mí más un sinónimo de soledad y depresión que un motivo de alegría.

Pero este año no sé qué me pasa. No me molesta que los negocios estén decorados con guirnaldas, estoy todo el día tarareando "Oh holy night", tengo ganas de desearle felices fiestas a todo el mundo, y gasté más de $100 en adornos para el arbolito, que no se armaba desde no recuerdo cuándo. ¡Hasta estoy pensando en qué regalos comprar, yo, que jamás hice un regalo de Navidad! Y lo más raro de todo, es que no estoy deprimida.

¿Me durará hasta el 31?

viernes, 18 de diciembre de 2009

Analógicos

Me desesperan las personas jóvenes (digamos, entre 20 y 30 años), profesionales o estudiantes, de clase media o media alta, que no tienen mail, o que si tienen lo revisan una vez al mes, que necesitan ayuda hasta para abrir Word, y que dicen frases como "la tecnología no es para mí", "no entiendo qué es eso de Facebook", "no sé cómo pasar las fotos por mail", "no me gusta la computadora".

Come on, estamos en el siglo 21, dejemos esa actitud para mi abuela de 80 años!

viernes, 11 de diciembre de 2009

Fiestas de disfraces (y de las otras)

Mañana tenía una fiesta de disfraces, que afortunadamente se canceló. Todos están molestos, menos yo, que estoy aliviada. No tenía ganas de disfrazarme. No me gusta disfrazarme, a menos que sea para subirme a un escenario.

Las fiestas de disfraces de adultos son patéticas. Muy. Cuando uno está adentro se divierte, pero vistas desde afuera dan vergüenza propia y ajena. En unas cuantas ocasiones decidí que la masa no iba a imponerme sus costumbres estúpidas, y concurrí a una fiesta de pelucas sin peluca, a una fiesta de antifaces sin antifaz, y a un festejo de la primavera para el cual todas mis compañeras se habían puesto medias de distintos colores y atado dos colitas, con el uniforme del colegio y el peinado bien pulcros.

Pero descubrí algo más triste: cuando alguien va sin disfraz a una fiesta de disfraces, queda muchísimo más ridículo que todos los demás juntos y que uno mismo si se hubiera disfrazado. Así que el año pasado para esta época me uní a la manada, me calcé el sombrero vaquero, y hasta aparezco en una innumerable cantidad de fotos posando feliz junto al preso, el romano y la abejita.

Este año no tenía ganas de hacer nada de eso, por lo que había altas probabilidades de que me quedara en mi casa. Por suerte, el universo esta vez estuvo conmigo y me salvó de tener que inventar una excusa verosímil para justificar mi falta.

Mas no todo es sencillo en esta vida. La fiesta de disfraces fue reemplazada por otra reunión, cuya invitación reza: "traigan algo para beber". Acá me encuentro en otra encrucijada. Como yo no tomo alcohol, cuando hay que llevar bebidas yo llevo gaseosas. Pero a esta edad, caer con una coca a una fiesta me hace sentir como si estuviera entrando a una americana* de los años '80. Por otra parte, si llevara alcohol, ¿por qué tengo yo que pagar para que tomen los otros? ¿Y qué tomo yo si tengo sed?

Okay, it’s definitely me. **

* Espero no haberme equivocado de palabra. Según creo recordar, una americana era una fiesta (para niños o adolescentes) que se realizaba en una casa, a la que por ej los chicos llevaban la comida y las chicas las bebidas.

** De un capítulo de "The Big Bang Theory". Después de tener problemas con varias personas, Sheldon se da cuenta de que el problemático es él.