miércoles, 30 de septiembre de 2009

Shall we dance?

Si hay una actitud que detesto (por sobre muchas otras) en los eventos sociales donde hay baile, es que, estando sentada, vengan a insistirme para que me levante a bailar.

Yo misma cuando estoy bailando me estoy divirtiendo, y me importa un rabanito si el que está sentado es un amargo, tiene cara de culo o callos en los pies. Yo hago lo mío y dejo que los demás hagan lo suyo.

Por eso me molestan mucho las personas que se empeñan tanto en sumar a otros al baile. ¿No pueden entender que me aburrí de bailar reggaeton (bueh, si podemos llamar "bailar" a mis inútiles intentos de moverme al ritmo de dicha música) una hora seguida? ¿O que estoy acalambrada por culpa de 10 cms de taco? ¿Por qué suponen que uno debe estar bailando toooodo el tiempo y que eso es divertido? Si para mí es más divertido sentarme a ver cómo bailan los demás o si prefiero emborracharme con la bebida que haya más a mano, ¿por qué no me dejan?

A veces, para que no me odien tanto, cuando alguno de estos personajes se acerca a mí estirando las manitos, suspiro, me levanto, revoleo los ojos para arriba, y le concedo el deseo. Y nunca me siento tan incómoda conmigo como en esos momentos.

Blonda, hace más o menos un año, en un comentario me dijo "a esta altura, ya no hago nada por obligación", que pienso traducir como "bailá vos y dejame de romper las pelotas" la próxima vez que tenga que padecer una de estas situaciones.

Siempre tan simpática, yo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Viernes

Estar somehow deprimida/triste/enojada; tener la cabeza quemada por un trabajo tedioso que estoy haciendo; al salir de aquí tener que ir a comprarme ropa que no me quiero medir para usar en un evento en el que hay grandes posibilidades de aburrirme; pensar "qué bueno, al menos puedo ir cantando en el auto" y darme cuenta de que absolutamente toda la música que tengo es para cortarme las venas, no es el mejor escenario para un viernes por la tarde, por más primavera que sea y sol radiante que haya.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Cuánto falta para el invierno?

Todo bien con la primavera, me encanta, me pone de buen humor (que no es poca cosa), pero siendo las 11.45 de la mañana, los saluditos de "feliz primavera" ya me pusieron la paciencia por el piso.

Está bien que últimamente ando en vieja quejosa mode ON, pero ¿por qué se supone que hoy debe ser un "feliz día"?

Sólo espero que los noticieros y demás programas no se pongan muy densos con el "La primavera/ la sangre altera" de The Sacados (my gosh, qué antigüedad).

¡Y encima estoy resfriada!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

"Cosas que odio de (la gente que usa) Facebook" o "Cosas que odio de la gente (que usa Facebook)"

Para los que opinan que Facebook es una p*lotudez, les aviso que Facebook no es más que una vidriera en el que queda expuesta a la vista de todos la p*lotudez del que lo usa (o la inteligencia, según el caso, pero de esos hay pocos).También la hipocresía, la falsedad, la maldad, y otras miserias del ser humano, pero la primera es la que más sobresale.

Particularmente me pone los pelos de punta:

- Que no me respondan. No entiendo por qué hay gente que solicita mi "amistad" o acepta mi solicitud, y nunca me dirige la palabra, ni siquiera para devolverme el saludo. Si, ya sé, porque no les importo un carajo; de otra manera nos veríamos en persona en vez de esta ridiculez virtual. Pero aunque sea virtualmente, una mínima interacción debería haber, como para justificar los bytes que ocupa la caripela del fulano en cuestión en mi lista de "amigos". Y no me vengan con que "no entro nunca", porque si tienen tiempo para leer la galleta de la fortuna y hacerse fan de romper los globitos de las bolsas de plástico, bien podrían tipear seis letritas y agradecerme la molestia que me tomé en escribir un saludo de cumpleaños que hasta fue sincero y todo. Estos son candidatos firmes en mis rondas eliminatorias.

- Que me envíen conejitos, corazones, potus, o invitaciones para hacer tests sin sentido como "de qué equipo sos?" o "cuál es la inicial del nombre del amor de tu vida?", sobre todo cuando el que me envía dichas inmundicias es el mismo que no agradece mi felicitación o no contesta una pregunta que le hice.

- Los que donde dicen "citas favoritas" ponen "a la luz de la luna" o "una cena romántica". ¡Imbéciles! ¡Y cursis! Aunque pensándolo bien, seguro que estos idiotas el único libro que leyeron (con suerte) es El Principito, así que antes que "lo esencial es invisible a los ojos", prefiero "donde sea pero con mi gordito".

Alguien que se lo toma con humor.


- Los que agregan gente desconocida. Ya una vez hablé al respecto. El que no me conoce y que ni siquiera me escribe una línea explicándome por qué quiere ser mi amigo sencillamente no tiene cerebro. El que acepta este tipo de solicitudes, tampoco. Y como táctica de levante me parece paupérrima.


-Los que tienen mi apellido. A menos que sean primos lejanos muy ricos que quieran dejarme una herencia importante o en su defecto invitarme a pasar tres meses en Italia, no me interesa contactarme con alguien que lo único que tiene en común conmigo son dos letritas.

-Los que no ponen el año del nacimiento. Estos no quieren que los otros piensen que son viejos, pero logran el efecto contrario. Son los Mirtha Legrand del Facebook. Además en las fotos se nota que están hech@s bosta, así que lo mismo da.

-Los tests. No me molesta tanto el hecho de que alguien haga un test (yo he completado más de uno...) pero sí que sea para lo único que usan Facebook y que encima los resultados de los mismos aparezcan en mi pantalla. ¿Alguien sabe cómo configurar para no tener que ver nunca más esas estupideces?


Igual a facebook lo re banco.


Post para que Blonda se siga riendo un rato más.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Hablando de regalos...

El viernes fue el día de la secretaria. Este año la empresa se jugó y nos regaló una cadenita de oro con la inicial (muy superior a los alfajores Havanna del año pasado). Aparte de eso y de unas flores u otras cositas que nos pueden mandar clientes o proveedores, se supone que el regalo más importante proviene del jefe directo.

Una de las desventajas de tener un jefe extranjero y que no le importan demasiado las convenciones sociales, es, por ejemplo, que te regale un rimel de pestañas al día siguiente, luego de haber visto a las otras chicas que habían recibido anillos, perfumes, bombones y demás artículos interesantes. Esto ocurrió el año pasado.

En esta oportunidad, se acordó a tiempo (digamos, media hora antes, mientras veía las efemérides en el noticiero de la mañana) y llegó con un regalo. Pero ya he contado que no tengo suerte con los regalos (acá y más recientemente acá.)

Como para que se den una idea, hago la comparación con mis compañeras:

Lau: cartera.
Vero: anillo de oro.
Yo: frasco de Nutella*. Mal envuelto en un papel usado. Adentro de una bolsa que dice "Artesanías La Pindonga - Punta del Este"

Nutella=Relleno de bombones Ferrero Rocher

viernes, 4 de septiembre de 2009

El fantasma de Mary Ingalls

Hay un capítulo de "La familia Ingalls" en el que Mary, la hija mayor, después de un tiempo de usar anteojos, se despierta una mañana a los gritos porque se ha quedado ciega.

Desde entonces, por supuesto, empecé a tener miedo de quedarme ciega. A veces, cuando me despertaba, antes de abrir los ojos pensaba qué iba a decir o como reaccionar si no veía nada. El temor se intensificó cuando me recetaron anteojos a los 12 años.

Aunque ya no tengo ese terror infantil, no me olvido de Mary Ingalls, y por eso, para mí ir al oculista es peor que ir al dentista para que me saque una muela de juicio.

Hace un par de semanas que veo unas lucecitas medio extrañas, y recordé el consejo que siempre me repite mi doctor "si ves luces con los ojos cerrados consultame inmediatamente porque puede ser un problema en al retina". Mamita. En este caso las luces las veo con los ojos abiertos, pero es mejor prevenir que despertarme un día y que me pase lo de Mary.

Después de posponerlo por mucho tiempo, ayer fui a consulta. Me dilató las pupilas hasta parecer un animé, pero está todo normal, incluso las lucecitas (es normal que los miopes veamos lucecitas). De la emoción de saber que no voy a quedarme ciega casi me largo a llorar.

Y una recomendación final: no puedo tirarme de cabeza a la pileta (no sé nadar) ni cabalgar (al único caballo que me subí fue a uno de la calesita). Tengo ojitos para rato.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Regalo

Ayer me regalaron un voucher para una sesión de masajes descontracturantes. ¡Qué bien me vendrían! Pero el lugar donde los hacen me queda tan lejos que tengo dos opciones:

-Contracturarme nuevamente manejando los 45 minutos de regreso.
-Ir en taxi y gastar más de lo que cuesta la sesión de masajes.

¿Qué es peor, no recibir nada o recibir un regalo inservible?

Segundo regalo inútil que recibo en la misma semana, por lo menos al loro de piedra lo puedo usar de adorno(feo, pero adorno al fin).