miércoles, 28 de mayo de 2008

Fleep

Para los que saben inglés les recomiendo esta historieta.

Hombres

Los hombres que dicen "me gustan las mujeres sencillas, que usan poco maquillaje", en realidad quieren decir "me muero porque Sofía Zamolo me dé bola, pero como eso no va a suceder nunca me tengo que conformar con esta novia fea que no se maquilla ni aunque su vida dependiera de ello".

viernes, 23 de mayo de 2008

Palabras

Me molesta la gente que dice "desentonar" en vez de "desafinar", y "propaganda" en vez de "publicidad". Alguno vendrá con la RAE a discutirme sobre esto, y aunque en ambos casos las dos palabras signifiquen prácticamente lo mismo, la elección de usar una en lugar de la otra suena muy feo a mis oídos y me dan ganas de golpear a quien las pronuncia.

Lo curioso es que siendo publicista y teniendo conocimientos de música, nunca corregí a nadie que hable así.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Para mí una lágrima

Como comenté hace unos días en el blog de Secretaria Insurrecta, si yo fuera jefa no dejaría, por ejemplo, que mi secretaria me preparara el café. No todas las secretarias odian a sus jefes, pero hay cierta falta de aprecio o de preocupación que hace que si se te cae la cucharita al piso no te tomes la molestia de lavarla.

Hace algunos años trabajé en una empresa bastante grande, con muchos gerentes, que tomaban mucho café. Por distintas razones, a varios de ellos los odiaba, sumado al odio que me da per se servir café. Nunca sería capaz de poner sal en lugar de azúcar, o de escupir el café, pero hice algunas cosillas que no haría con una infusión para mí o para mis seres queridos.

Estaba todo bien si la máquina expendedora funcionaba, pero a veces se quedaba sin café, o sin agua, o no había vasos, o se me había acabado el crédito de "la llave" (esa llave roja era uno de los tesoros más preciados dentro de la empresa). En esos casos debía agudizar mi ingenio.

La primera vez que quise hacer café con la cafetera de filtro no la sabía usar, así que puse el café en la jarra, le agregué agua caliente, y después lo quise colar con una servilleta de papel (mejor dicho, una toallita para secarse las manos del baño). De más está decir que no se coló nada, quedó un asco pero lo serví igual.

Con el tiempo el café me empezó a salir bien, pero los cortados eran hechos con leche en polvo (un olor asqueroso a queso), y cuando había poco café los rebajaba con agua.

Cuando eran más de seis personas, y las tazas con sus respectivos platitos no me entraban en la bandeja, la solución era usar vasitos y cucharitas descartables, de los cuales siempre había poco stock. Una vez fui a una sala donde acababa de terminar una reunión y recogí las cucharitas y las reutilicé; otra vez bajé hasta el comedor porque recordaba haber visto unos de vasitos "descartados" (los habían usado y lavado). Como estaban todos apilados tenían el agua acumulada de hacía más de una semana, "estancada", yo diría, por el olor que tenían. Los lavé (sin mucho entusiasmo) y serví.

En otra oportunidad me pidieron una jarra con agua, pero el dispenser era muy lento, la jarra grande y yo estaba apurada, así que les di agua de la canilla.

El día que me quedé sin azúcar revolví todo el comedor hasta que encontré un recipiente que tenía azúcar endurecida, tuve que raspar con un cuchillo (sucio) para poder sacar algo.

Para saber si la temperatura era la adecuada directamente metía el dedo en la taza.

Y creo que una vez hice dos tés con el mismo saquito.

Siempre le aclaro a quien le cuento estas cosas que esa fue la única empresa donde lo hice.

Entrevistas laborales

Cuando terminé la universidad, estuve dos años enteros buscando trabajo. Mandé mails, cartas, fui personalmente; empresas grandes, chicas; puestos relacionados con lo que había estudiado o nada que ver. Ya era una rutina: los domingos leer el diario, los lunes responder a los avisos, el resto de la semana esperar que me llamaran para alguna entrevista (leer "La tragedia del hombre que busca empleo" en las "Aguafuertes porteñas", de Roberto Arlt).

En esos dos años pasé por muchas entrevistas y por lugares de los cuales hubiera querido salir corriendo. Pero las dos que más recuerdo fueron:

1) La academia de inglés

No recuerdo exactamente qué pedían en el aviso. La cosa fue que el entrevistador me hizo creer que el puesto era algo relacionado con Marketing o Comunicación (incluso en un momento me empezó a hablar en inglés), y que si estaba interesada que regresara al día siguiente. Regresé, y ese día nos llevaron a conocer las instalaciones del instituto (todavía estaba en construcción), donde iba a estar la biblioteca, el minicine, el bar con un barman irlandés, la onda era que iba a ser un lugar super cheto para que ejecutivos y profesionales fueran a aprender inglés y de paso relajarse y divertirse con otros de su mismo nivel. De ahí fuimos a un aula donde nos contaron que nuestro trabajo iba a ser ofrecer los servicios de dicha academia, ellos nos daban una cierta cantidad de contactos para visitar, y nosotros teníamos que conseguir otros tantos por nuestra cuenta (médicos o dentistas conocidos nuestros, algún tío que fuera gerente, etc).

Lamentablemente no recuerdo los números exactos, pero el sueldo que nos ofrecían era bastante bueno, y las comisiones eran increíbles!!!! Y el tipo nos dijo (textual): "En tres o cuatro meses van a poder ser gerentes de su propia empresa", y "¿cuánto cuesta un servicio como el nuestro en otra academia?" Nosotros le ibamos tirando números... "Bueno, ustedes creen que en nuestra academia cuesta más o menos?"... "No les voy a decir cuanto cuesta la cuota en nuestra academia, el que esté interesado, vuelva mañana para otra entrevista". :O

Yo no volví. Y la academia esa nunca abrió sus puertas. Un año después me encontré con una conocida que había empezado a trabajar ahí como recepcionista, trabajó un mes y nunca le pagaron.

2) La agencia de publicidad

Era una oficina de 2x2, el tipo que me atendió me dijo que se le había ido la recepcionista, la diseñadora y la publicista, y que estaba buscando alguien que pudiera cumplir las tres funciones. Creo que iban a ser 6 horas por día, y me dijo: "$300 no pago ni loco" (año 2001). Yo estaba un poco menos que desesperada, así que casi acepto, hasta que me dijo "bueno... podrías traer tu computadora para trabajar?"

Unos meses después me encontré con una ex-compañera de colegio que me contó "che, sabés que estuve trabajando en una agencia, el tipo era un trucho, me dijo que iba a ser creativa y en realidad me tuvo tres meses repartiendo folletos y nunca me pagó..." Yo le dije "por casualidad no es ese que queda en la calle tal..." "Sí!!"

Cada vez que paso por ahí me acuerdo y no puedo creer que haya gente tan caradura.

lunes, 19 de mayo de 2008

Hoy recomiendo para los que no tienen hijos

En el blog de Claudio encontré un link a este artículo que me encantó.

Flor de chatarra

He aquí la versión cordobesa de la "Flor Gigante de Ibarra":


viernes, 16 de mayo de 2008

Mejor me como un yogur escondida en la habitación

En Semana Santa fui a La Falda con mi hermana (como siempre, mi compañera fiel de todos los viajes truchos que hacemos).

Había tanta gente, que a la hora de comer era una odisea conseguir lugar, y más si pretendíamos un local limpio, buenos precios y buena atención. En cuatro días pasamos por los siguientes "comederos":
  • el barsucho del cual nos levantamos antes de que nos atendieran porque vimos que el mozo llevaba a otra mesa la gaseosa ya servida en el vaso y agarraba el mismo de los bordes;
  • el restaurant "Hueso's" donde hicimos cola cada almuerzo y cena pero nos cansábamos y nos íbamos;
  • la parrilla donde un señor cantaba a los gritos temas de Leo Dan y pretendía que le compráramos el disco;
  • un bar bonito donde dijimos "éste es", pero la mitad de lo que pedías no había y la moza se demoraba eones en llevar los pedidos (tanto que una señora se acercó a la caja a decir "me van a traer mis medialunas o las tengo que buscar yo, porque ya se me enfrió el té");
  • un restau (decirle restaurant sería demasiado) donde nos teníamos que levantar cada dos minutos a cerrar la puerta que los que entraban o salían dejaban abierta, porque el chiflete nos congelaba;
  • la parrilla cheta de $21 cada pechuguita desabrida;
  • la "confitería" con sillas de hace 30 años, donde al no haber medialunas me tuve que conformar con un pedazote de tarta de manzana, y donde el mozo se sacaba comida de los dientes con los dedos.

Después de eso, ya no nos podíamos topar con nada peor. El último día encontramos una parrilla bastante acorde a nuestras expectativas: limpia, buena atención, sin colas para entrar, precios razonables y comida rica. A la noche decidimos volver.

Entramos y nos estamos por sentar en el mismo lugar del mediodía, pero un ¿mozo, encargado, recepcionista? nos dice "pasen por acá, que los va a atender Pepita" y nos lleva hacia otro sector del salón, aparentemente más tranquilo, con pocas mesas y separado del resto por una pared.

La mesa en la que nos hace sentar estaba al lado de la pared, pero ¡oh, sorpresa! la pared tenía una ventana/abertura, sin vidrio, por lo que sólo 15 cms nos separaban de la mesa que estaba del otro lado. No era tan grave depués de todo, no le prestamos atención a los vecinos y listo.

Mientras esperábamos que nos atendieran, hacia el otro lado y a menos de un metro de distancia, vemos un cochecito con una bebé. Supusimos que era de alguna mesa cercana (aunque en realidad todas las mesas cercanas estaban vacías). Llega Pepita, nos toma el pedido e inmediatamente se da vuelta y le pone el chupete a la bebita y le hace upa: ¡era su hija! Bueno, pobre mina, capaz que no le queda otra que salir a trabajar y nadie le puede cuidar el bebé. Ese era nuestro tranquilizante mental cada vez que la niña se largaba a llorar. Una situación muy incómoda. Incluso en un momento una mujer de otra mesa se tuvo que acercar a calmarla.

OK, no todo termina acá. Una nenita que iba para el baño con su mamá (porque además estábamos en el trayecto hacie el ladie's room) dice "ay, mirá el gatito". What??? Sí, sí, abajo de una planta un gato muy bonito se acicalaba tranquilamente (y a menos de un metro de mí, con lo que odio a los gatos). Si hay un gato al menos no hay ratas, le dije a mi hermana para autoconvencerme.

En fin, antes de irnos nos dimos cuenta de que uno de los mozos era el padre de la niña, y vimos como Pepita se fue a sentar al lado de la caja y le dio de mamar, a la vista de todo el público.

Me gustaría saber cómo hubiera reaccionado La Peleadora ante tal situación.

Una de peluquería

Ayer el peluquero me dijo "en Buenos Aires no saben peinar", y le di la razón porque recordé un hecho ocurrido hace casi tres años, y que pasó a formar parte de mis anécdotas.
Un fin de semana, el mismo día en que sucedió la historia de taxi antes relatada, con mi hermana caminamos no sé cuántas cuadras hasta encontrar una peluquería (en pleno centro) hasta que vimos una, que parecìa mas o menos fashion, en Corrientes casi llegando al obelisco. En la entrada hay (o había, no sé si existirá todavía) un kiosco, en el subsuelo un ciber, y arriba está la peluquería. Solamente a nosotras se nos podía ocurrir entrar a semejante engendro comercial, pero habíamos caminado mucho y se estaba haciendo tarde.
Para empezar, el tipo que nos lavaba nos insistió con que nos pusiéramos unas ampollas... a mí me daba no sé qué preguntarle si eran gratis o no... y nos insistió tanto que al final le dijimos que sí. Después uno de los peluqueros me iba a peinar a mi y otro a mi hermana; era un simple brushing, y ninguno de los dos lo sabía hacer. Encima a mí se me ocurrió decirle q lo hiciera con las puntas para arriba. ¡Horrible! Pareciá un peinado de los años '50. Yo tenía una cara de orto y un odio que hubiera salido corriendo. Me decía :"no te gusta?" "¡¡¡No!!! Es como si me lo hubiera hecho yo sola!!!" Creo que fue la única vez Que le dije a un peluquero que lo que me estaba haciendo no me gustaba. El trucho trataba de arreglarlo y cada vez lo empeoraba más.
El que peinó a mi hermana le tuvo que pasar la plancha (y se la cobró el muy caradura) porque el brushing no le salió.
Cuando fuimos a pagar, a mi hermana le cobraron el lavado, la ampolla, el brushing y la plancha: una fortuna. Y a mí el lavado y el brushing; yo pensé "¡qué bueno! se olvidaron de la ampolla..." cuando el peluquero desde el fondo le grita a la cajera "¡¡¡cobrale la ampolla!!!". Cuando nos vamos la mina nos dice "y disculpen chicas por el mal momento". Yo pensé que se disculpaba por cobrarnos tan caro... resulta que se habían estado peleando dos peluqueros, medio a los gritos, y yo con el ruido del secador ni me había enterado.
Lo peor fue cuando salimos y llovía!!!! Teníamos paraguas pero era de esa lluvia finita que te llueve por todos lados y no hay manera de protegerte. Llegamos al hotel con el pelo peor que antes.
Por suerte el recital de La Ley (qepd) estuvo muy bueno.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Precauciones de seguridad

Del manual de instrucciones de un aire acondicionado:
  • No beba el agua que drena el equipo. Contiene contaminantes y puede enfermarlo.

Desopilante.

martes, 13 de mayo de 2008

Mejor sin red

No sé con qué cara un profesor, o una universidad, o quien esté a cargo, escribe en los apuntes de una materia, bajo el título "Internet", la siguiente definición:
  • Red de redes

Mejor que no pongan nada.

Historia de taxi

A veces suelo ser muy miserable con respecto al dinero. Puedo comprarme sin dudarlo un perfume de $ 200 cada tres meses, pero también puedo copiar tres hojas a mano para no gastar $0,60 en fotocopias. Soy rara.
Esta anécdota me sucedió hace algunos años.
Estaba de paseo en Buenos Aires y una noche tomé un taxi desde el hotel hasta el Luna Park. El monto del viaje era (supongamos) $ 4,80. Le pago con $ 5 y el taxista me dice "¿te puedo deber los 20 centavos?", "sí, no hay problema!", pero muerta de bronca pensando en todos los vueltos que el tipo debe cagar.
Horas después, para regresar al hotel, tomo otro taxi. Durante el viaje, la cara de la credencial del taxi me resultaba conocida. ¡Claro! Era el mismo que me había "robado" 20 centavos en el viaje anterior. Yo pensaba "como no le tengo que quedar debiendo algunos centavos...". Cuando llego, el total era $ 5,20. ¡No lo podía creer! Le doy los $ 5 y le digo "¿te puedo deber los 20 centavos? son por los que me quedaste debiendo cuando me llevaste más temprano", dicho con una sonrisa mientras me iba bajando. El tipo me miró unos segundos con los ojos abiertos O_O hasta que me dijo "si, si, está bien".
Nunca en su vida le debe haber pasado algo así.

viernes, 9 de mayo de 2008

Increíble

Una empresa de "e-mail Marketing" me envió un mail para informarme que como yo había descargado un PDF gratuito que me habían ofrecido, ahora estoy en condiciones de acceder a otra oferta y blablabla. El tema es que el asunto del mail dice "Sabemos que lo hicistes".

Menos mal que se dedican a marketing, estrategias y comunicación.

Spam & Hoax

No puedo creer que todavía haya gente que crea en mensajes como estos:

"Bill Gates está compartiendo su fortuna.(...) En dos semanas, Microsoft lo contactará a UD. solicitando su dirección postal y le enviará un cheque."

"Ericsson tiene como objetivo fundamental aumentar su popularidad, por este motivo Ericsson distribuye gratuitamente el nuevo computadorportátil WAP. Todo lo que hay que hacer es enviar este email a ocho de tus conocidos y en aproximadamente tres semanas, recibirás un portátil Ericsson T18. Para hacer efectiva esta oportunidad debe enviar su email con copia a: anna.swelung@ericsson.com"

¡Si reenvían este tipo de mails es porque creen en ellos! ¡Y además lo envían con copia a la pobre Anna Swelung a quien, si existe, ya le debe haber explotado la casilla de mails!

Nunca se me ocurrió preguntar a las personas que me enviaron estos mails si efectivamente recibieron su premio. Supongo que sí, de otra manera no entiendo que sigan reenviando estas cadenas.

jueves, 8 de mayo de 2008

Las de colegio de monjas son las peores

Yo fui toda mi vida a un colegio de monjas. Cuando tenía 16 años, con mi curso fuimos de retiro espiritual a la casa de unos curas. Las habitaciones nuestras estaban a lo largo de una galería. La primera (y única) noche que pasamos allí planeamos una especie de fiesta en la habitación que estaba al fondo de la galería, así que después de hacerle creer a la directora del cole que ya estábamos durmiendo, alrededor de la una de la mañana comenzamos a partir hacia la "pieza del fondo". Mi mejor amiga y yo estábamos exactamente en la otra punta de la galería, por lo que para llegar al lugar de la reunión teníamos que recorrer un largo trecho. No sé por qué, pero la cuestión es que salimos de la habitación corriendo; el pasillo estaba totalmente a oscuras, y yo no me acordaba que en medio del mismo había una mesa bastante grande y pesada. Conclusión: velocidad + oscuridad = me llevé puesta la mesa y la arrastré varios centímetros. ¡¡¡Cómo reverberó ese ruido horrible en el silencio sepulcral de la noche!!! Mis compañeras salieron aterrorizadas de las habitaciones porque no sabían qué había pasado. (Si ellas que estaban despiertas se asustaron, no quiero imaginar lo que pensaron los pobres curas que dormían plácidamente!!). Con mi amiga volvimos corriendo a nuestra habitación tan rápido que pasamos de largo y empezamos a rasgar las paredes porque no encontrábamos la puerta. Al rato apareció la monja directora, en camisón. Nos retó a todas, pero nunca preguntó quién había hecho semejante ruido.
Bonus track: al día siguiente, en plena celebración, todas congregadas alrededor del altar, en el más absoluto de los silencios, mis tripas empiezan a hacer ruido.
Nunca pasé tanta vergüenza junta ni me divertí tanto como en ese mini viajecito.

Mal hablados

Me cae mal la gente que dice "muy mucho" y "más luego".

miércoles, 7 de mayo de 2008

Primer día

Hoy es mi primer día como blogger. Es raro que no se me haya ocurrido antes esto de escribir un blog, pero después de haber leído tantos me pareció mejor empezar el mío en lugar de dejar comments en los ajenos.
Bienvenidos.