domingo, 27 de febrero de 2011

El acabóse

Me hice una cuenta en Twitter.


En mi defensa puedo alegar que es sólo a los fines de evitar que alguien ocupe mi nombre de usuario, en caso de que alguna vez necesite usarlo (bué, "necesitar", tampoco es el aire o el agua).

martes, 22 de febrero de 2011

Intento ser como los demás pero no me sale

Así como el año pasado mi lema era "hago lo que tengo ganas de hacer, no voy a ningún lado por obligación o compromiso", el de este año es (o pretendía ser) "estoy harta del encierro, donde sea que me inviten voy". Sin muchas ganas pero "motivada" por el lema auto-impuesto, el sábado a la noche fui a un cumpleaños que se festejaba en un pub/boliche/whatever. Uno de esos lugares que odio.

Apenas llegué, me acordé de todas las personas que me dicen "cómo vas a conocer a alguien si nunca salís?". Eran TODAS MINAS. En fin, ni bien me siento se me para un tipo al lado, me toca el hombro y me dice hola. Yo, tratando de ser simpática (y, en definitiva, era el único ejemplar masculino que se veía cerca), seguí la maldita tradición argentina de saludar con un beso a un desconocido. Hola *beso* disculpá, te ocupé el lugar?. No, me dice, soy el mozo, vine a ver si querías tomar algo. Se nota que no salgo nunca, no?

Como había cenado antes de salir, no tenía más para hacer que mirar las pantallas esas en las que ponen algo que nada que ver con la música que está sonando. Obviamente ésta sonaba tan fuerte que impedía cualquier tipo de conversación que se pudiera haber llevado a cabo. A nadie parecia importarle, total, estaban ocupados en comer sus pedazos de pizza. Volviendo a la música y a las pantallas, rescato el hecho de que sonaba rock del que me gusta, y que las imágenes eran de un documental sobre Baryshnikov. Muy loco, pero sin exagerar fue lo mejor de la noche.

Así pasaban los minutos mientras esperaban que pusieran música "bailable". Después de lo que parecieron horas, por fin llegó el momento de mover el cuerpo. No sé qué tienen los DJs en los oidos. El Sweet Child O Mine que sonaba durante la cena tenía más onda que las porquerías que ponía. Si a la mala música le sumamos la falta de algo más o menos parecido a una "pista de baile" (estábamos en medio de las mesas en el corredor que iba para los baños) y la falta de ganas de toda la gente que estaba en el lugar (se movían como si tuvieran los pies estaqueados al piso), rápidamente me di cuenta de que si salía antes de las 3 todavía iba a tener tiempo de ver algo en tele antes de dormirme.

Me volví con los pies doloridos (de estar parada sin moverme) mientras pensaba por qué la gente, los "jóvenes", siguen haciendo lo mismo todos los fines de semana, si evidentemente no lo estaban disfrutando. Y claro, después de 10 años de ir a los mismos lugares y escuchar la misma música qué ganas van a tener de bailar. Y caigo yo con energía acumulada de tres meses sin salir y están todos más muertos que una momia.

¿Cómo era mi lema del año pasado?

viernes, 18 de febrero de 2011

Facebookeces IV

Preferiría limpiar culos de elefantes en el zoológico antes que ser profesora de engendros ignorantes como ésta:

Pero bueno, si un profesor tiene a sus alumnos como amigos en Facebook no se puede quejar de lo que le escriban.

Si se te perdió la fotocopia vas a tener que copiar todo a mano, a ver si aprendés a escribir, burra.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Invitación

Mail que recibí esta mañana:

"How about meeting for a coffee on Monday 21st orTue 22nd February after your work in the ex-Piccadilly at 6? 7? pm ?....."

Jude Law?
Orlando Bloom?
Robert Downey, Jr.?

Lamentablemente no.

En el año 2005 hice un curso de inglés, y el profesor, que es lo más parecido a un Sr. Burns de carne y hueso, quedó fascinado porque aparentemente yo era la mejor alumna que había tenido. Como nos habíamos pasado las direcciones de mail cada tanto me saludaba por el chat. Un par de años después me invitó a una reunión que hacía con sus alumnos de ese momento, a la cual asistí con la esperanza de conocer a alguien interesante (cosa que no sucedió). Desde entonces, cada vez que me ve en el chat me invita a tomar algo, pero a solas; a veces declino la invitación excusándome en otro compromiso (inexistente) y otras veces, simulando fallas en la conexión, directamente lo bloqueo por un tiempo. (¿Por qué no lo bloqueo para siempre? Porque a veces no tengo nada mejor que hacer y es divertido chatear en inglés con un nativo. Voy a tener que buscarme otras diversiones).

No sé cómo decirle que no me invite más. Capaz que no tiene segundas intenciones pero por las dudas no voy a comprobarlo.

Por qué tengo un imán para atraer a las personas equivocadas, es otra de mis grandes dudas existenciales.

viernes, 4 de febrero de 2011

¿En qué creen los que no creen?

Nunca fui practicante pero sí creyente, y por lo tanto rezaba todas las noches, ritual que me hacía sentir tranquila y reconfortada.
En algún momento, no hace mucho, me puse a razonar al respecto. ¿Y si Dios no existe y yo le estoy rezando a la nada? Entonces empecé a rezar cada vez menos. Pero me preocupé. ¿Y si Dios existe y me castiga por no creer en él? Ante tal dilema no dejé de creer, pero por las dudas dejé de rezar.
Y llegó un día, en la guardia de un hospital, en que necesité rezar, y no me sentí con derecho a hacerlo. Ahora llevo varias semanas angustiada y siento que el único consuelo es una oración, pero no sé a quién rezarle, o (tomar la siguiente oración con sentido del humor) con qué cara voy a rezarle a un tipo de cuya existencia dudo constantemente.
¿Y si todas las pequeñas desgracias que me ocurren son a causa de mi falta de fe? ¿Si las monjas no me hubieran lavado el cerebro yo ahora no me estaría preocupando tanto?
Demasiadas preguntas para ser febrero. Si alguien tiene alguna respuesta, se agradece.