miércoles, 30 de junio de 2010

Inquietudes invernales

¿Cómo hacen esas minas que en pleno invierno usan mangas cortas, escotes, hombros al aire o camisolas de gasa? ¿Por qué me dicen "parecés una vieja" cuando digo que con esas prendas me moriría de frío? Cuando tenía 15 años también usaba varias capas de ropa, así que se ve que no es un problema de edad.

Con la temperatura de estos días, yo necesito: cancan, camiseta, remera (o polera, mejor), pulover, campera gorda, y muchas veces también bufanda, guantes y gorra. Parezco un oso y no levanto ni sospechas, pero no puedo salir de mi casa si no me abrigo bien.

Hace unas semanas fui a un asado y cayó una mina de musculosa y sandalias. Obviamente fue el centro de todas las miradas masculinas. ¿Cómo se la banca? No a las miradas, al frío, digo.

Supongamos que yo también quisiera hacerme la linda y andar medio en bolas: el tiritar de mi cuerpo, el castañeteo de los dientes, el temblor de la voz y los estornudos le quitarían toda la sexiness al asunto.

No vale que me digan "los ambientes están calefaccionados" por que nunca hace taaanto calor como para llegar al extremo de la musculosa. ¿O realmente soy yo la que me paso de friolenta?

martes, 22 de junio de 2010

El mundial en la escuela

Durante el mundial '94 yo estaba en 2° año del secundario. Por suerte (o no, qué se yo) los partidos no caían en horario de clases, así que no había discusiones acerca de si se veía el partido en el colegio o si se podía faltar y demás inquietudes que por estos días parecen ser lo único que importa.

La profesora de Geografía, interesada en que hiciéramos algo más provechoso que mirar fotos de Batistuta o Caniggia (por Dios, cómo me podía gustar ese engendro), decidió que en parejas tendríamos que investigar sobre uno o dos de los países cuya selección de fútbol estuviera participando en el campeonato.

A Eve y a mí nos tocó Suiza y Noruega. Hicimos un cuadernito lleno de fotos y datos, y aprendimos prácticamente nada, porque al día de hoy lo único que recuerdo de Suiza son los chocolates y los relojes, y de Noruega, la bandera.

Todo esto viene a colación porque el viernes, en un noticiero, le hicieron una nota a esa profesora de Geografía, que sigue dando clases en el mismo colegio, y por lo que alcancé a ver, le dio a sus actuales alumnos la misma consigna que a nosotras 16 años atrás. No puedo creer que en tanto tiempo no se le haya ocurido nada nuevo, y que los del noticiero piensen que esta mujer tuvo una gran idea para unir mundial y escuela, digna de mostrar en televisión.

Nosotras al menos nos esforzamos un poco más. No me imagino a estos chiquillos ensuciándose las manos para buscar información en negocios de revistas usadas ni calcando de un manual viejo el mapa de Noruega con todos sus fiorditos.

viernes, 18 de junio de 2010

¿¡Y está vivo!?

Hace unos días estaba limpiando mi casa cuando escucho en un televisor a lo lejos (?):

"Fue amooor...yeeeahhh... oh sí fue amooor...yeeeahhh"

(El que me diga que no sabe qué canción es que salga rajando de acá, mocoso imberbe)

Le pego el grito a mi papá, que es quien estaba viendo televisión, "¿a quién se le ocurre musicalizar un programa con ese tema del año del or*o?". Y me responde: "no, pero está ahí el tipo".

¿¿Cómo que está ahí?? Solté el escobillón (no me digan que mi vida no derrocha glamour) y fui inmediatamente a ver. Efectivamente, "cantando" en un "programa" "en vivo", estaba el mismísimo Jazzy Mel (hace años que no leo ese nombre así que puede estar mal escrito).

A decir verdad, no puedo asegurar que haya sido él, porque no se parecía en nada al Jazzy (¿cuál será su verdadero nombre?) que yo recordaba. Aunque pensándolo bien, tiene que haber sido él, no creo que haya nadie tan demente como para hacerse pasar por un olvidado rapero de los early 90s.

Al final me dio penita. Hay que estar muy en la lona para volver después de 20 años a "cantar" a un programa de cable de una ciudad del interior, ¡y encima el mismo (único) tema!

lunes, 14 de junio de 2010

No tan locos por el fútbol

Hacía más de una semana que con mi mamá y mi hermana habíamos planeado que este sábado que pasó saldríamos de compras. Ajenas a la euforia mundialista, recién el viernes por la tarde nos dimos cuenta de que justo el sábado a la mañana jugaba Argentina. Dijimos "o está todo cerrado y nos tenemos que volver, o están los negocios abiertos pero no va a haber nadie comprando y vamos a estar súper tranquilas".

Por suerte el viaje no fue en vano porque, salvo unas pocas excepciones, estaban todos los negocios abiertos. Lamentablemente, lejos del escenario post-apocalíptico que esperábamos encontrar en nuestra ciudad, las calles estaban llenas de gente, como cualquier otro día. Y no sólo mujeres, muchos hombres caminaban sin detenerse siquiera dos minutos frente a la vidriera de algún local de electrodomésticos.

Saber que hay muchas personas que no le dan al mundial más atención que la que merece me hace recuperar un poco la fe en la raza humana (?).