lunes, 20 de abril de 2015

Frustración

Continuación de la entrada anterior.

El día del primer concierto estaba bastante tranquila, aunque no sabía qué podía pasarme en el escenario, con las luces y la gente. De cualquier manera, tenía que hacerlo.

Cuando llegué, la directora me dijo que íbamos a probar la mejor manera de llegar cierta nota aguda. Le dije que cuando ensayaba a veces me salía bien y a veces no, y le pedí que si me salía mal, que por favor al día siguiente cantara otra persona porque no quería volver a pasar ese estrés. Me dijo que no me preocupara, que los conciertos son una lotería y que a veces las cosas salen mal, que disfrutara y listo.
-El tema es que no lo estoy disfrutando.
-¿No lo estás pasando bien?
-¡¡NO!! Esto es una tortura para mí.
-Ah, no, entonces no sirve.

Me dijo que había pensado también en otra chica y que iba a probar con ella. Mientras tanto, todos me preguntaban cómo estaba y me daban consejos, y yo no les quería decir que todavía no sabía si iba a cantar. Mi reemplazante llegó muy tarde y finalmente quince minutos antes de empezar la directora decidió que cantara ella ya que no se ponía nerviosa, ya había cantado otras veces como solista y tiene un registro que le permite llegara mejor a las notas agudas. Me sentí aliviada pero por otro lado me puse peor que si hubiera tenido que cantar porque #gataflora.

Cuando subimos al escenario vi que no había mucho público y pensé que capaz que podría haberlo hecho tranquilamente. Mientras mi compañera cantaba (era la primera obra) me arrepentí, ella era la heroína y yo la fracasada, la que no sirve, la cagona, y todos los adjetivos negativos que se les ocurran. Me sentí culpable porque en vez de decir que no desde un principio, aseguré que iba a poder hacerlo y a último momento obligué a la directora a hacer cambios y a mi compañera a cantar sin estar preparada. Me dio bronca que me guste cantar y no poder hacerlo. A duras penas pude cantar entre el nudo en la garganta y las lágrimas a punto de caer. No disfruté nada y volví a mi casa llorando.

Al día siguiente ya se me había pasado la culpa y la bronca, y llamé a mi mamá para avisarle que esa noche no fuera a verme ya que no iba a cantar y le conté lo que pasó:

-Qué estúpida que sos, ahora todos van a creer que no sabés cantar, ¿Por lo menos dejaste en claro que no cantaste por los nervios y no porque sos desafinada?

Imaginen cómo puede estar mi psiquis después de 35 años de presiones así, Aunque no sé si es peor que mis padres me sigan presionando o que a mí me siga afectando. 




viernes, 10 de abril de 2015

Nervios

Hay miles de cosas que me ponen nerviosa (es más, diría que estar nerviosa es mi estado natural), pero las peores situaciones son las que tienen que ver con lo que digo o lo que hago, y lo que los otros puedan pensar de mí. Por ejemplo: me puse veinte veces más nerviosa cuando tuve que decirle a la vecina que bajara la música que cuando me apuntaron con un arma para sacarme la cartera.

Se me hace un nudo en el estómago y empiezo a transpirar cuando tengo que hablar por teléfono con alguien que no conozco, se me aceleran los latidos cuando un desconocido me dice algo que no me gusta en Twitter o en el blog, o cuando escribo algo en Facebook y pienso qué me van a responder (sí, aun antes de que efectivamente me respondan algo). En el colegio o en la universidad, cuando un profesor hacía una pregunta, antes de levantar la mano se me estrujaba la panza, y eso que sólo me animaba a responder si estaba 100% segura de que lo iba a hacer bien. La sensación se multiplicaba por no sé cuánto en el caso de los exámenes orales y la mayoría de las veces me saqué bajas notas (o sea, 6 y 7) no por no saber sino por estar nerviosa.

En fin, ser el centro de atención, aunque sea por medio minuto, y el miedo a hacer algo mal son las dos cosas que me generan más ansiedad. Imaginen entonces cómo me sentí cuando el martes al llegar al ensayo de coro la directora me dijo que iba a cantar una parte solista. Mientras me hablaba se me hizo el nudo en el estómago, y a medida que se acercaba el  momento de cantar los latidos se hacían más fuertes y empecé a temblar. Cuando finalmente canté, la voz me temblaba como nunca antes había escuchado a nadie. No se los puedo describir. Como estaba cantando mal y haciendo el ridículo, más nerviosa me ponía y peor me salía. Volví a cantar dos veces más, ligeramente menos a punto de morir que al principio, pero muriéndome al fin. 

Siempre, cada vez que un integrante del coro ensaya un solo por primera vez, todos los demás lo aplaudimos para darle ánimos y felicitarlo, aunque se haya quedado sin aire, haya desafinado o se haya equivocado la letra. A mí no me pasó ninguna de estas tres cosas, pero adivinen si me aplaudieron. Parece que tener miedo no está aceptado, si hubiera cantado como el orto pero tranquila, sí me habrían felicitado. Lo importante es la actitud, como dicen siempre. O a lo mejor no podían entender que alguien sintiera tanto miedo y se quedaron helados sin saber cómo reaccionar.

Ayer, drogas mediante, estuve un poco menos nerviosa y pude controlar el temblor. Sé que no lo hice del todo bien pero estaba satisfecha porque había mejorado bastante, hasta que volví a mi lugar y -nunca falta el que te pincha el globo- una compañera que no había escuchado el ensayo anterior me dijo "ayyyy!!! Qué nerviosa se te escuchaba!!!". Sí, y con tu comentario no estás ayudándome a mejorar. Tampoco me aplaudieron pero varios me dijeron que sonaba bien. No les creo pero igual se agradece la palabra de aliento. Y si realmente les parece bien, son unos sordos de mierda que no sé cómo llegaron a estar en un coro.

Durante mucho tiempo usé técnicas de relajación, de respiración, tés de tilo, ansiolíticos, hasta que me di cuenta (tarde) de dónde está la raiz del problema. Un poco porque me viene en la sangre y otro poco porque me criaron así, uno de mis valores es la perfección. Las cosas se hacen perfectas o no se hacen, y lo aplico tanto a mi vida como a la de los demás. Critico mucho al que hace algo mal, y como sé que yo misma no soy ni puedo ser perfecta, también me critico y me frustro y llevo esta vida con más momentos de infelicidad que de dicha. Como creo que los demás son iguales que yo y que me van a criticar y se van a burlar, se arma una bola de nieve cada vez más grande y la ansiedad se hace insoportable. Ayer alguien me dijo "no te preocupes por cómo te sale, vos disfrutá." ¿Cómo carajo voy a disfrutar si lo estoy haciendo mal? Cómo me gustaría ser una persona con cero autocrítica que piensa que hace todo bien. O que si lo hace mal no le importa. No sé cuánto tiempo de terapia me llevará modificar esto.

Hoy y mañana son las funciones. Espero seguir siendo la loser ignorada que fui toda mi vida así en 5 minutos todos se olvidaron para siempre de que hice el ridículo.

EDIT: ¡Y cómo olvidarme de lo nerviosa que me pongo cuando me gusta alguien!