lunes, 16 de mayo de 2011

Taxista creepy


El sábado no tenía ganas de volver de madrugada en auto, principalmente porque lo guardo un una cochera a un par de cuadras de mi casa y caminar sola por mi barrio a esas horas no es nada aconsejable, así que fui en taxi a esa cita del demonio.

A la ida no hay problema porque llamo a mi empresa de confianza, pero a la vuelta tuve que parar uno cualquiera en la calle. La cara del tipo parecía normal, el auto estaba en condiciones, pero por las dudas siempre escribo en un mensajito la patente y número de móvil para mandar a alguien en caso de que el tipo me lleve para otros rumbos.

El viaje transcurría normalmente hasta que se me ocurrió tararear un tema de Montaner que sonaba en la radio (ok, me merezco todo lo que me pasó a continuación por haber tarareado un tema de Montaner), y comenzó el siguiente diálogo:

Taxista: -¿Le cantás a tu novio?/¿Canta tu novio? (no entendí bien qué dijo)
Yo: -No
Taxista: -Ah, porque muchas chicas se acuerdan del novio y cantan.
Yo: -Ah, no, pero pasan siempre esta canción y se me pegó.
Taxista: -¿Venís de joda?
Yo: -Vengo de la casa de una amiga
Taxista: -¿Mañana trabajás?
Yo: -No
Taxista: -Entonces te volvés temprano porque tenés novio.
Yo: -No.
Taxista:-¿Donde trabajás, flaca? (grrr)
Yo: -En blabla
Taxista: -(Toda una historia de que el hermano trabaja ahí, de que está suspendido, de cuándo lo dejarán efectivo, que si yo pago los sueldos, que qué hago)
Yo: -Soy secretaria, simplemente.
Taxista: -¿Y siempre viviste en ese barrio?
Yo: -Sí
Taxista: -¿Vivís cerca de nombredeunnegocio?
Yo:- No
Taxista:- ¿Vivís en una casa de rejas?
Yo: -(mmm, capaz que ya me trajo alguna vez hasta mi casa) Sí
Taxista: -¿Cómo te llamás?
Yo: (decí otro nombre, decí otro nombre) -Silvina (d'oh). ¿Por?
Taxista: -Hace mucho tiempo salí con una chica de tu barrio.
Yo: -Ah
Taxista: -¿Cuántos años tenés?
Yo: -30 (ponele)
Taxista: (Se da vuelta y me mira fijo, con cara de serial killer) Sos parecida, pero no. (WTF? ¿Estaba dudando si yo era la ex novia o qué onda?)
Yo: (Miedo)-¿Cómo se llama? Capaz que la conozco.
Taxista: -No, no sé, fue hace muchos, muchos años.
Yo: (Esto se está poniendo raro)
Taxista: -Me parece que no tenía muchas hermanas, vos tenés hermanas?
Yo:- No
Taxista: - ¿Tenés muchos sobrinos?
Yo: -No
Taxista: -¿A nada me vas a responder que sí?
Yo: -Me está haciendo preguntas que son para responder no.
Taxista: -No te hagás la pendeja que andamos más o menos por la misma edad.
Yo: (Creo que es más seguro bajarme aquí y seguir a pie)
Taxista: -Por acá vivía la chica.
Yo: -Ah.
Taxista: -¿Tenés novio?
Yo: -No
Taxista: -¿Alguna vez tuviste novio?
Yo: -(Terror) Sí.
Taxista: -Bueno, por fin me respondés a algo que sí. ¿Y cuánto hace que no tenés novio?
Yo:- Dos semanas (lo de inventarme noviazgos me sale rápido, es la costumbre).
Taxista:- ¿Y estás bien?
Taxista:-¿Cuánto tiempo estuviste?
Yo: -Dos años
Yo: - Sí, no tiene sentido amargarse (sobre todo por el pelotudo que me dejó sola en el medio de la calle hace unos veinte minutos)
Taxista:- Porque hay algunas que no entienden y llaman, llaman... (ah, por ahí venía la cosa)
Yo: -Ahí en la esquina es mi casa, esa, la de rejas, acá nomás está bien!
Taxista: -Bueno, bueno, no te asustes, no iba a seguir de largo

Me dio MUCHO miedo.

domingo, 15 de mayo de 2011

Lo que finalmente hice

Seguramente varias me van a decir que estuve mal, e incluso mi hermana me repitió varias veces "no se te ocurra ir a hablarle a ese sorete" (sic). Yo dudé un instante, pero si no lo hacía, me iba a quedar como algo pendiente.

Mi intención era dar la cara, no como él que desapareció, y decirle que estaba todo bien, que no había rencores de mi parte. También hubiera querido decirle otras cositas que me habían quedado atragantadas, como que me tuvo de guía turística al pedo mientras se hacía el amigo, o que me dejó sola en la calle en plena madrugada, pero primero que no me salió y segundo que tampoco tiene sentido ir como una loca una semana después a decir cosas que no se dijeron en su momento.

No sabía cómo vestirme. Si me iba arreglada, podía pensar que lo quería seducir, pero prefería verme bien y que se muriera de odio (hombres, las mujeres hacemos eso), pensara lo que pensara. Muerta de nervios desde tres horas antes, lo esperé a la salida de donde él estaba.

Yo: -Fulanito
Él: -Hola! Cómo estás?
(Beso)
El: -Qué bueno verte.
Yo:-Felicitaciones
Él: -Gracias. Pero mirá qué buena boina (oh, la tonada porteña, cómo me gusta)
Yo: -Viste?
Él: -Te queda muy bien (gracias, boinita, cumpliste tu función)
Yo:- Gracias
Él:- Hace un poco de calor, y yo me puse esta campera
Yo: -Ah, sí, hace calor (y yo con boina, ja)
(Me miraba sin saber qué decir, sin saber exactamente qué quería yo, me observaba un poco con los ojos entrecerrados como tratando de adivinar algo)
Yo:- Bueno, muy lindo, felicitaciones, me encantó.
Él: -Gracias, qué lindo que hayas venido.
Yo: -Te había dicho que te iba a venir a saludar después de la función, y aquí estoy.
Él: -Ah, pensé que habías venido a saludar a todos en general
Yo:- Bueno, sí, saludé a ... y quería saludar a ... pero ya se había ido.
Él: (cara de "no te creo un carajo")
Yo: (sonrisa incómoda)
Él: (bajando un poco la guardia y bajando también el volumen de la voz, acercándose) -Y vos cómo estás? (hasta parecía sincero y todo)
Yo: -Bien! Re bien! Pero fue muy flojo lo tuyo de eliminarme de Facebook (risas)
Él: (ya relajado y riéndose) -Bue...
Yo: -Muy tonto, muy de pendejo (riéndome)
Él: (Acercándose, se ve que sin querer yo había empezado a hablar fuerte) -Shhh, y lo tuyo?
Yo: -Bue... lo tuyo fue peor
Él: (risas, se acerca más y me acaricia la cintura - no pierde oportunidad el muchacho)
Yo: -En serio, por mi parte está todo bien, buena onda
Él: -Sí
Yo: -Podemos ser amigos, aunque sea virtualmente
Él: -Sí, por supuesto.
Yo: -Bueno (beso y abrazo), un gustazo haberte conocido.
Él: -Igualmente
Yo: -Chau
Él: -Chau

La opinión de mi hermana es que quedé como una regalada, que lo que él pensaba de mí no se va a modificar y que no sirve ni siquiera para tener de amigo. Pero yo quería quedarme con la conciencia tranquila, una vez más, de que había hecho las cosas bien.

domingo, 8 de mayo de 2011

Pensando demasiado para ser domingo

A ver si ustedes me pueden decir si actué mal, si la culpa es de él, si debería cambiar mi manera de pensar, si soy una tonta por no disfrutar o si está bien respetar lo que siento y hacerme respetar por el otro.

Los que me leen hace rato se habrán dado cuenta de lo que me cuesta conseguir pareja. Después de tantos años de estar sola, de dos relaciones desastrosas, de varias citas sin sentido y de inestabilidad emocional, lo que estoy buscando ahora es amor. Puede sonar utópico, pero ya lo pasé muy mal durante mucho tiempo y quiero una relación estable, seria, madura, alguien que me quiera, que me cuide, que me apoye, con quien compartir lo bueno y lo malo. Menos no me sirve, porque ya lo viví y antes que eso prefiero seguir sola.

Hace un poco más de una semana conocí a alguien. Hubo onda inmediatamente pero yo sabía que no podía esperar nada serio ya que en poco tiempo se vuelve a su ciudad. Dicen que si hacemos siempre lo mismo, siempre obtenemos el mismo resultado, por lo que en este caso decidí que iba a disfrutar de su compañía mientras durara, que no me iba a enganchar, que después la vida seguiría normalmente.

Como el cerebro no puede controlar al corazón, o porque soy mujer, me enganché. Hasta llegué a pensar que Eleonora quedaba bien con su apellido, si algún día teníamos una nena. Dos veces nos habíamos visto. Tanto así me había gustado.

La tercera vez que nos vimos empecé a dudar. No de que me gustara, de eso no tenía dudas y ya estaba reservando los pasajes para ir a visitarlo el mes que viene. Pero sentía que a él realmente no le importaba nada de mí, y que lo único que pensaba era "cuánto tiempo tendré que hacerme el caballero e invitarla a tomar algo hasta que me la pueda llevar a la cama". No voy a negar que yo también tenía ganas, pero vamos, cuatro días antes no sabía de su existencia, no está en mí llegar tan rápido a la intimidad.

Por otra parte, nunca me mandaba un mensaje o un chat para saludarme, preguntarme cómo estaba o contarme algo. Se conectaba rápidamente con la única finalidad de coordinar el siguiente encuentro. Y yo me sentía cada vez más vacía, un pedazo de carne, si me permiten la expresión. Está bien que no puedo pedirle que se haga el noviecito con tan pocos días de conocernos, pero en esos mismos pocos días él tampoco puede pedirme que me acueste con él. Empecé a pensar si no sería un caso de "qué loco, vine unos días a otra ciudad, aprovecho para voltearme alguna minita".

Anoche iba a ser el turning point. O me decía que sí, que tenía ganas de empezar algo serio, o me mandaba a la mierda. En principio estaba decidida a acostarme con él. Iba a hacer algo loco, impropio de mí, disfrutar el momento sin que me importara el futuro, pero mi personalidad mercuriana me trajo de nuevo a la tierra y me impidió apartarme de lo que soy y de lo que quiero. Cuando llegué a su encuentro tenía un ángel en un hombro y un diablo en el otro.

Le planteé mis inseguridades y trató de insistirme en que me relajara y aprovechara el sábado a la noche. Le dije que me gustaba mucho y que cuando él se fuera yo iba a quedar mal, a lo que me respondió "pero ya sabías que no podemos tener algo serio porque no nos vamos a ver más". Genial. Y yo que me creía lo suficientemente interesante como para que estuviera dispuesto a probar si una relación a la distancia podía funcionar.

Por más que insistió yo ya había perdido el ánimo. Se puso de mal humor, me dijo que me había cagado en su tiempo, porque podría haber estado en no sé que evento, que la vida no gira en torno a mí, que él venía de algo feo, yo le había alegrado estos últimos días y ahora no quería estar con él... Yo tenía esperanzas de que me entendiera, de que me diera un poco más de tiempo para seguir conociéndolo, y pasó todo lo opuesto. Evidentemente, de mi persona le interesaba muy poco.

Me fui un poco con culpa por haberlo hecho sentir mal (otro patrón que se repite y no sé por qué, los hombres siempre me echan o pretenden echarme a mí la culpa por algo), pero con la conciencia tranquila por haber hecho lo que creía correcto. Me acompañó a tomar un taxi con una cara de culo que se la pateaba. Como no conseguía lo mandé que se volviera a su hotel y que me dejara sola, para que no siguiera acumulando mal humor. Y ahí me dejó nomás, en plena madrugada, alone and lonely.

Como si la culpa no hubiera sido suficiente, empecé a sentir vergüenza por ser tan pacata. ¿Sería más feliz si me liberara un poco, si fuera menos estricta conmigo misma?

Hoy me conecté con la remota esperanza de que me hubiera dejado algún mensaje, aunque sea para saber si había llegado bien a casa, pero me borró de Facebook. Y ahí ya me dio bronca. Si como pareja no buscamos lo mismo, ¿por qué no podríamos ser amigos? Yo no le guardo ningún rencor.

Quiero ir a verlo personalmente para pedirle disculpas por haberme comportado como una pendeja. Eso no arregla nada, ¿no?



lunes, 2 de mayo de 2011

Esa sensación

¿Viste cuando hay onda, está todo bien, no tenés dudas, y de repente desaparece, y vos te quedás pensando qué habrás hecho mal o qué no le habrá gustado de lo que dijiste, y repasás mentalmente cada conversación y cada gesto mil veces para tratar de descubrir dónde metiste la pata y no lográs darte cuenta porque venía todo perfecto, hasta que lo único que te queda pensar es que el problema no sos vos?

Bueno, así.