April 9th, 1996
Yo estudiaba inglés en un instituto. Esa tarde llegué un poco más temprano y me quedé en la puerta del aula charlando con mis compañeras. Al final del pasillo divisé un bombón alto y rubio, hermoso, perfecto, pero no dije nada. Solamente pensé en lo afortunadas que eran las compañeras de ese chico.
Suena el timbre y entramos a clase. Me senté en la fila de atrás, y al lado mío se sienta el rubio bombón. ¡Casi me desmayo! Mis compañeras hacían señas y yo me moría de vergüenza. No podía mirarlo directamente. De reojo alcancé a ver que sus muñecas estaban llenas de pulseritas rojas y azules, sus zapatillas eran rojas y azules, y tenía una gorra roja y azul. Fanático de San Lorenzo. Era de Buenos Aires pero hacía poquito que estaba viviendo en Córdoba.
El primer ejercicio que nos da la profe era para hacer de a dos. Yo con el rubio. Tanta vergüenza tenía que le dije "dejame que lo haga yo, vos si querés corregilo después". El segundo ejercicio otra vez de a dos. Nuevamente, lo hice yo sola porque me daba vergüenza hablar con el rubio. La clase siguiente el rubio se sentó en la fila de adelante y nunca más volvió a trabajar conmigo hasta el examen final, que hicimos juntos por tener promedios similares.
A pesar de mi poca calidez y hospitalidad del primer día, a partir de ahí empecé a perseguirlo. Llegaba siempre antes para ver si podía hablar un rato con él (¿?), me ponía polleritas cortas (¿?¿?), le festejaba cada chiste tonto. Detalle que no es menor: en esa época yo usaba anteojos, y a los 16 años nadie le da bola a las chicas de anteojos. Anteojo anula pollerita.
Cada vez que me daba un beso (en la mejilla, obvio), yo lo anotaba en un cuadernito (¡!) que aun guardo (¡!¡!). Un día estábamos saliendo, y él estaba esperando en la puerta para dejarnos pasar (¡qué caballero!) y yo empecé a caminar despacio para hacerme la linda, y él me empujó como diciendo "tarada, movete de una vez!". Sin embargo yo estaba enamorada. Promediando el año, me enteré de que tenía una novia, Débora. Esa fue la primera vez que me rompieron el corazón :( Pero era tan lindo que yo seguía soñando con él. No podía concentrarme en el estudio, fue el año que tuve peor promedio, tanto que podría haber sido abanderada pero no lo fui.
El último día de clases de ese año lo seguí hasta el shopping, y una vez ahí me iba escondiendo detrás de las macetas como en las novelas o en las películas. No sé qué pretendía lograr con eso. Pero sabía que probablemente no lo volvería a ver.
Pasó el verano y me olvidé de él. Al año siguiente me lo crucé en el instituto, ¡estaba tan feo!, o tal vez no, a mí ya no me gustaba. Nunca más supe nada de él. Lo googleé, lo facebookeé, y nada.
Pero por alguna razón, cada 9 de abril me acuerdo del día en que lo conocí.
4 comentarios:
Habrá muerto? Jajaja
(Chiste negro)
Ahora te digo, yo tamb soy de las que recuerdan toooodas las fechas, increible que pase el tiempo y siga manteniendo tanta info en mi mente!
Jajaaj
Un besote y felices pascuas!
Tu historia me hace acordar mucho a la mía con el chico que me gustaba en el secundario. Si me habré escondido para verlo...
Un beso.
Ayer estuve releyendo cartas que me envió mi amor de secundaria... claro que él no sabía que era mi amor!!! jajjaja Qué lindos recuerdos!
Hola Sil! Gracias por pasarte por mi blog.... que coincidencia de anecdotas!
Te sigo leyendo
Un beso
Sebacba
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