viernes, 16 de enero de 2015

Nueva vida

A pedido del público les cuento qué es de mi vida.

Después de las primeras semanas dejé de estresarme por la cocina y el orden, ya no me peleo con mis padres, y disfruto de cada uno de esos momentos que no podría tener si no viviera sola (hacer ejercicios de ballet en el medio del comedor, encerrarme dos horas a grabar canciones en Audacity, cenar mientras veo series con la notebook arriba de la mesa). No extraño, y de a poco voy sintiendo que éste es mi lugar.

Sin embargo (porque todo en la vida tiene un "pero"), antes de mudarme creía que hacerlo iba a ser la solución a todos mis problemas e iba a ser libre y feliz y me iba a convertir en un ser sociable. Nada más lejos de la realidad. Uno puede estar en otro lugar o con (sin) otra compañía pero como dice un tema de La Ley, "la vida sigue igual". Sigo siendo yo, entonces no empecé a buscar desesperada cualquier salida con tal de estar con gente. Sí salí, pero a donde realmente tenía ganas de ir, (aunque mucho más relajada sabiendo que nadie me iba a controlar a qué hora regresaba). En cuanto a los vecinos, son veinteañeros bolicheros, trolitas a las que sólo les interesa tomar sol o familias con niños. No veo muchas chances de hacer amigos por ahí. Y ni siquiera he podido invitar gente, por falta de muebles/utensilios/tiempoparadejartodoperfectoantesdequelleguen.

Como verán, lo de socializar todavía es un gran fail, y una vez que hubo pasado la etapa de euforia (=as in "poder hacer cualquier cosa que me dé la gana en cualquier momento, como por ejemplo mirar una película en pijama mientras como tutucas"), caí en la cuenta de que sigo teniendo la misma vida chota de antes. No estoy feliz, me sigo deprimiendo, y más de una vez tuve que tomar algo para poder dormir.

Voy a confiar en que en este año de la cabra (?) todo cambie para mejor.

6 comentarios:

Marga dijo...

Una cosa es real, siempre somos los mismos, estemos donde estemos, solos o acompañados.

Yo vivo sola, no lo elegí, sino porque enviudé y no me gusta estar sola, sí quiero tener un marido, y también aprendí que mejor sola que mal acompañada. Y que como vivir sola no te hace feliz, vivir acompañada tampoco, la felicidad está por dentro.

Un beso.

JLO dijo...

pará!!! recién empezás no? date un poco de tiempo, que no sea todo ansiedad.... salu2...

Ann dijo...

Siempre me pregunté cómo sería yo si viviera sola, y creo que sería exactamente como contás.
Date tiempo, si lo que realmente querés es socializar más, ya vas a encontrar cómo/con quién.

Un beso!

E. dijo...

Ah, esa sería buena: hacer amigos porque te mudás; pero la gente esa que describís es más o menos la misma en todos lados, son como una especie de plaga que hay, un yuyo. A mí me resultaría más fácil encontrar una aguja en un pajar: ¿cuánto te puede tomar, tres semanas, si revisás metódicamente? Pero en todos mis barrios pasé años (años) y jamás logré no ya encontrar gente afín, pero ni siquiera entablar alguna conversación medianamente interesante con alguien, nada que fuera más allá de alguna breve impresión climática en el ascensor o algún conato de indignación contra los administradores del edificio. En fin: de la gente anodina no hay mudanza que te salve.

Ashiku dijo...

Y te sentí mal, así? Yo no me veo socializando mucho si viviera sola, cosa que nunca me pasó a pesar de que me hubiera gustado. Soy muy casera, no me gusta tener el compromiso de verme con gente, arreglarme para salir y empezar a tal hora para llegar a tiempo. No. No sé si está bien o no, pero cada vez estoy peor.

Sil dijo...

Marga: ya sé, tengo que seguir intentando hasta encontrar la felicidad interna. Un beso.

JLO: ansiedad es mi segundo nombre.

Ann: gracias! Beso.

E.: no es que esperaba conocer mágicamente gente más interesante, pero al menos pensaba que iba a tener más ganas de salir.

Ashiku: no sé, no estoy mal, pero tampoco estoy bien. Es decir, me gusta estar sola porque los demás me parecen unos imbéciles. Si me resultaran interesantes sería feliz siendo sociable.