Hace un par de semanas alguien vino a mi casa para preguntar si yo todavía doy clases de inglés. Podría hacerlo porque tengo tiempo libre pero es algo que me desagrada tanto que lo reservo para cuando no tenga otra opción.
A principios de 1997 yo tenía 17 años y estaba en el último del secundario. Mi amiga Eve había empezado ese verano a dar apoyo escolar de inglés en su casa y se me ocurrió hacer lo mismo. Mejor dicho, quien me sugirió que lo hiciera fue mi mamá, que hasta diseñó unos cartelitos que pegó en algunos negocios del barrio y que por $ 5 publicaron en la revista de la iglesia.
La hora de clase también la cobraba $ 5. No era mucho pero en esa época me alcanzaba. De más está decir que no tenía idea de cómo era dar una clase, ni siquiera me gustaba explicarle algo a mis compañeras o a mi hermana, no tenía paciencia y si a la primera vez no me entendían me quería arrancar los pelos. Pero las mamás del barrio que vieron el cartel no sabían nada de eso y al poco tiempo llegó mi primera alumna.
Johana estaba en tercer grado. Colores, animales, números. Más o menos le explicaba lo que le habían enseñado en clase y después le hacía repetir diez renglones de cada palabra nueva, cual pizarrón de Bart Simpson. Un día se largó a llorar sin motivo. Llamé a la casa para avisar pero la madre me dijo que era porque estaba celosa del hermanito que había nacido hacía poco, que no me preocupara, mi método de enseñanza no tenía nada que ver con el llanto.
Los alumnos seguían llegando y con todos el método era más o menos el mismo: escribir diez renglones de cada cosa mientras yo estudiaba Historia o Geografía. Pero a pesar de lo fácil que era "dar la clase", cada vez que tenía que venir alguno yo rezaba porque faltara. No sé por qué me disgustaba tanto.
Debo haber tenido 20 alumnos en los 2 ó 3 años que duró mi "carrera docente" y me pasó de todo: el que comía chizitos; el que apretaba el lápiz tan fuerte que dejó la mesa rayada; la que me hizo que le enseñara todos los animales del zoológico; la que pretendía que le hiciera la tarea; el que me preguntó qué significaba "Linkin Park" y yo no supe qué responder; la que se llamaba Tracy; la que llegó preguntando "¿acá es la academia de inglés?", y otras cosas divertidas que no me acuerdo.
Pero el más raro fue El Policía. Si yo tenía 17 años él debia tener unos 21. Tenía que prepararse para ingresar a la policía federal y como era más avanzado que los alumnos de primario o secundario y además incluía oral, le iba a cobrar directamente $ 50 el mes (en esa época me parecía una fortuna). Me pagó adelantado pero de las 8 clases habrá ido a 3. El alumno ideal.
Una noche, tipo 20,30, yo estaba sola en mi casa y El Policía me toca el timbre. Lo hago pasar y me explica que no sé por qué asunto había faltado a tantas clases. Me pagó otros $ 50 por el mes que iba a empezar y nunca más volvió, ni siquiera para decirme por qué no iba o para reclamar el dinero. Ahora que lo pienso, capaz que se murió, vaya uno a saber. Lo que me causa gracia es que cuando le conté a mi mamá, me dijo "no lo habrás hecho pasar, que estabas sola, no?". Por supuesto que le dije que no. Qué inconsciente que era, no sabía nada del tipo, tranquilamente me podría haber violado en mi propia casa.
Toda esta historieta viene a cuento porque hoy es el día del trabajador. Es lo peor que caiga domingo pero nos queda como consuelo que el año que viene tendremos fin de semana largo.
¡Que pasen un lindo día!
4 comentarios:
Yo también di clases de inglés, hace mucho.
Un amigo de mi novio-nonovio-novio-y así eternamente iba a ir a Estados Unidos y quería practicar un poco el idioma y refrescar unos verbos.
Vino a tres o cuatro clases, no más que eso.
En la última me tiró onda mal. El tipo estaba casado, con dos hijas y mi novio era su amigo. Me dió asco.
Tuvo el tupé de venir a la siguiente clase como si nada y lo saqué cagando.
Nunca más tuve otro alumno...
Mi primer trabajo fue ser moza en fiestas. Trabajé en dos, en una gané $20 y en la otra $25. No me gustó, así que no volví más.
Besos.
Cat: uh, qué incómodo! Ahora me acordé de una amiga que terminó poniéndose de novia con uno de sus alumnos particulares.
Marga: debe ser un embole ser moza en las fiestas. Besos.
mm que raro.
yo tambièn dì clases de inglès cuando era chica, y de gimnasia!
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