Mi historia con el Gato

Era 1999 y yo estaba en 2º año de la universidad. En una de las clases, que compartíamos con alumnos de otras dos carreras, vi un chico que me llamó la atención. No era lindo, pero su tranquilidad, su silencio y sus anteojitos hicieron que me fijara en él. Tenía un ligero parecido con un futbolista italiano llamado Gennaro Gattuso, así que empecé a llamarlo "Gato". A lo largo de las siguientes clases averigüé qué carrera cursaba, su nombre, legajo y dni (datos que me permitían acceder al sistema de la universidad para ver sus notas, aunque no sé para qué me servía).

Un día yo estaba con mis compañeros en la puerta del aula y el Gato salió, pasó por detrás mío y se fue hacia la escalera. Obviamente lo seguí con la mirada, y cuando él iba bajando clavó sus ojos en mí. ¡El corazón dio un salto! ¡Era la primera vez que de alguna manera mis sentimientos eran correspondidos!

A partir de ese día, siempre lo descubría mirándome, pero nunca nos saludábamos. Una vez, mientras tomaban lista al final de una clase, él, que era uno de los primeros, se quedó en el aula hasta el final para saber mi nombre.

Pasaron los meses, mirada va, mirada viene, yo averiguando sus horarios y aulas de cursado para pasar "casualmente" donde él estaba, arreglándome especialmente cuando sabía que lo iba a ver... A fines del semestre teníamos que rendir la materia que cursábamos juntos. Él entró primero al oral pero se quedó hasta el final para esperar a unas compañeras. Yo también fui de las últimas, así que en la espera aproveché para charlar con él. Nada muy profundo, hablamos de los profesores, de las materias, de nuestras ciudades de origen y no mucho más.

No volvimos a cursar juntos, pero yo sabía todos sus horarios. Nos seguíamos mirando pero no nos saludábamos. Al año siguiente yo abandoné por un tiempo, y cuando volví él estaba a punto de recibirse. La última vez que lo vi debe haber sido a fines de 2002, casi 3 años después del primer encuentro. Aunque ya me había olvidado de él, ese día me emocioné nuevamente al verlo.

Pasaron los años, muchos amores no correspondidos (para variar) aparecieron por mi vida, hasta que llegó mi primer "amor". Obviamente el Gato ya estaba en lo más profundo de mi inconsciente. Hasta que un día, en 2006, vi su nombre en una exposición de dibujos que había organizado la universidad (sí, hice 2º año en el 99 y en 2006 todavía no había terminado la maldita carrera). Tuve otro salto al corazón. Como que algo todavía me movilizaba. Me pregunté si alguna vez pasaría algo entre nosotros, si él era mi destino, y por qué al recordarlo todavía me seguía gustando.

No volví a pensar en el Gato hasta ayer. Encontré su sitio web. Tiene una foto. Me quedé unos minutos mirando sus ojos tranquilos detrás de los lentes. Me gusta.

Siento que tengo algo pendiente con él. Quiero creer que la timidez no nos dejó avanzar y por eso nos perdimos una hermosa historia de amor. Estoy pensando en dejarle un comentario en su blog elogiando su trabajo y mencionar como al pasar que fuimos compañeros. Mi mente acostumbrada a tanta película de Hallmark imaginó que en todos estos años él tampoco se olvidó de mí y que al leer mi mensaje decide invitarme a salir para continuar lo que él también siente que le quedó pendiente.

Pero ya sé que historias así no estan hechas para mí.