jueves, 27 de agosto de 2015

Cumpleaños de hoy

-El encantador de perros.(*)
-El autor de "El bebé de Rosemary". (**)
-La mina que hace de Sherezade.
-El hijo de Lopilato y Bublé.
-La que escribe este blog.

Como verán, toda gente muy famosa.

Contra todo pronóstico, y a pesar de un resfrío que me está matando, hoy estoy de buen humor. Creo que por primera vez encaro mi cumpleaños con la mentalidad de que es un día para disfrutar y no con la de que no me gusta ser el centro de atención y preferiría que me ignoraran. Al menos parece que los años traen algo bueno.






(*) Amo a Cesar Millán.
(**) Ira Levin escribió otros dos libros que me gustaron mucho "The boys from Brazil" y "This perfect day"


viernes, 7 de agosto de 2015

Hablemos de libros II

Como les prometí, acá está la segunda parte de los libros que me recuerdan a un momento en particular de mi vida.

La niebla (The Mist, Stephen King, 1985)

Este fue el segundo libro que leí de SK así que todavía estaba nuevita en el género y todo me daba miedo (de hecho empecé éste porque Cujo me asustó tanto que tuve que abandonarlo apenas empezado). En esa época trabajaba en una oficina ubicada en un edifico viejo y muchas veces me quedaba sola porque salía más tarde que los demás y aprovechaba para leer. Cada puerta que crujía me hacía poner los pelos de punta. 

Mujercitas (Little Women, Louisa May Alcott, 1868)

De chica había leído Hombrecitos pero no Mujercitas, así que a los 23 o 24 años decidí que de una vez por todas tenía que leer este clásico pero como sentía que ya se me "había pasado la edad" para hacerlo, lo leí en inglés, acá, en mis tiempos libres durante mi primer trabajo de oficina.

Los tres mosqueteros (Les Trois Mousquetaires, Alexandre Dumas, 1844)

Empecé a leerlo durante las vacaciones de invierno a los 14 años y lo terminé como seis meses después. Nunca había leído un libro tan largo. En partes se me hizo pesado pero en general me gustó mucho. Me acuerdo que me llamó la atención la fuerte amistad entre los cuatro personajes; si hubiera existido la palabra en aquel momento habría pensado que era un gran bromance, sin lugar a dudas. Ahí lo tengo para releerlo en cualquier momento.

Ready Player One (Ready Player One, Ernest Cline, 2011)

El más nuevo de la lista y uno de los últimos que leí. Un día estaba en el supermercado, y entre medio de dos góndolas había un canasto lleno de libros y un cartel que decía "Ofertas desde $45". Revolví bastante hasta encontrar algo más o menos decente. No esperaba mucho de Ready Player One, pero por $69 qué podía pedir. Estaba en esas semanas en que, no sé si a ustedes les pasa, tenía que ir al médico y estaba pensando "seguro voy a tener algo malo y me voy a morir y para qué me voy a molestar en empezar a leer un libro si me voy a morir". Con esa mente tengo que convivir. En fin, el libro me encantó (me encantan las novelas distópicas) e investigando después, me enteré de que estaba súper recomendado y hasta van a hacer una película que va a dirigir Spielberg.

La gran aldea (Lucio Vicente López, 1884)

En los primeros años del secundario tuve una profesora de Lengua que nos hizo leer y escribir bastante. Por semestre teníamos que leer dos libros y luego nos tomaba una evaluación. Terminé de leer La gran aldea un sábado a la siesta, y una escena me shockeó mucho, creo que no lloré (en esa época, al contrario de ahora, no lloraba por nada), pero sí me quedé con una sensación horrible. El lunes al llegar al colegio el primer comentario fue sobre eso y todas coincidíamos en lo mal que nos sentimos al leer esa parte. A mi hermana le pasó lo mismo años después (no sé cómo la profesora no se aburría de enseñar siempre lo mismo). La evaluación fue facilísima; por ejemplo, una de las preguntas era "¿Qué pasa con el protagonista al final de la obra?: a) Se casa con Fernanda b) Se casa con Blanca c) Se queda solo" Lean el libro si quieren saberlo :) (Por qué 21 años después todavía almaceno datos como una pregunta y sus tres opciones de respuesta de una evaluación del secundario es un misterio).

BONUS TRACK

Tabaré (Juan Zorrilla de San Martín, 1888)

En el mismo año que el libro anterior pero el semestre siguiente, uno de los libros a leer era esta porquería que no les recomiendo ni aunque estén condenados a prisión perpetua y no les quede otra cosa para hacer que leer. Pesado, aburrido, escrito en verso, lo único que puedo recordar es que el tal Tabaré era un indio mestizo de ojos azules. La cosa es que nos costó horrores leerlo. Llegado el día de la evaluación, la profesora dijo que estaba satisfecha con que lo hubiéramos leído y que no lo iba a evaluar. ¡Ah, no! ¿Aguantamos ese plomo por nada? Creo que por única vez en la historia del mundo un grupo de adolescentes se puso a pedir "¡Queremos la prueba! ¡Queremos la prueba!". No tuvimos la prueba y hasta el día de hoy no puedo escuchar el nombre Tabaré sin pensar en esto: