Creí que mi cuota de asaltos estaba cubierta después de haber sido robada en la facultad, en la parada del colectivo, en pleno centro de la ciudad, en mi anterior trabajo y
en el actual. Pero no. Esta vez me apuntaron con una pistola y me llevaron la cartera que tenía, menos llaves, todo.
No dejo de pensar que si hubiera salido de mi casa a la hora de siempre (hoy salí un poco más temprano) tal vez no me habría pasado nada. O que si hubiera llevado, como tantas otras veces hago, los documentos y el celular en el bolsillo de la campera, la pérdida habría sido menor. Pero a la vez sé que tuve suerte, porque si el hecho hubiera sucedido 1 minuto después, me habrían llevado el auto mientras lo sacaba de la cochera, y si me hubiera resistido o gritado me podrían haber pegado un tiro.
En ese momento no me quedó más que pegar media vuelta y volverme a mi casa resignada, pero ahora recuerdo la situación y se me hace un nudo en el estómago. Más allá de los trámites engorrosos que tendré que hacer, cada vez me da más miedo salir a la calle. Y bronca. Y lo peor es que no sé cuál es la solución, y si la hay, no creo que esté a mi alcance.
Lo "positivo": por fin voy a cambiar los anteojos de sol que usaba desde el 2000 y el celular chotazo que ya no daba para más.
Ojalá los que me robaron tengan una vida llena de miserias, peor que la que tienen ahora.