Siempre fui una alumna aplicada. En todas las actividades educativas de mi vida fui (o al menos intenté ser) la mejor alumna. No sólo por sacarme buenas notas, sino también por prestar atención en clase, hacer todas las tareas, ser prolija y ordenada, etc.
Hace un año y medio tengo un trabajo que me deja bastante tiempo libre, y a varias personas (entre ellas, yo) se les ocurrió que sería una buena idea que aprovechara ese tiempo para estudiar algo. Las horas se me pasarían más rápido y al final del cursado tendría otro título que complementaría al anterior, y que me ayudaría a escalar de "mono que sirve café" a "persona que puede pensar".
Así fue como a los 28 años me encontré nuevamente en el rol de alumnita aplicada. Me duró poco. Tarde me di cuenta de que llega un momento en la vida en el que hay que dejar de estudiar (y más sabiendo que los estudios anteriores no me sirvieron de mucho). Lo que al principio parecía simple, se me complicó con "Finanzas" y otras tres materias que son un pain in the ass y que debo rendir, por lo menos para justificar el dinero invertido (pienso que lo que pagué ese curso choto es la mitad de lo que cuesta una notebook y me quiero ahorcar con el espiral de los apuntes).
El problema es el siguiente: no puedo concentrarme para estudiar o hacer los trabajos prácticos. La fecha de entrega está cada vez más cerca, y las materias no son de esas que tres días antes me siento y sanateo cualquier cosa. Tengo que de verdad estudiar, analizar, resolver problemas. Y las quiero rendir. Y ya dejé pasar las otras fechas de entrega, así que estoy al límite.
Y replanteo el problema: no quiero concentrarme para estudiar. Busco cualquier cosa para hacer antes que abrir el odioso PDF que contiene palabras como "activo", "intereses" o "liquidez". Además de las ineludibles tareas laborales, prefiero ocupar el tiempo que debería ser de estudio en actividades tan inútiles y ridículas como leer el diario, buscar maneras de ver Facebook aunque esté bloqueado, leer una novela de John Grisham, aprender partituras de madrigales ingleses, leer reviews de episodios de distintas series, hacer listas de compras, leer y comentar decenas de blogs ajenos, escribir decenas de pavadas para el blog propio, y cualquier cosa que empiece con "leer". ¡Y gracias al cielo que me bloquearon YouTube (y que todavía no descubrí cómo desbloquearlo)!
Los fines de semana la situación no es mucho más alentadora. Si bien la presencia de intenet no es tan fuerte (de 9 horas por día se reduce a 2), siempre encuentro algo para ver en televisión, y si los hados estuvieron de mi lado y voy a salir, la mitad del día me la paso arreglándome, y la mitad del día siguiente descansando de la salida. Y los libros siguen juntando pelusa.
Hoy, como cada viernes, digo que el lunes empiezo. Nunca aclaré qué lunes. Capaz que para el 9 de noviembre si tengo suerte ya leí y vi todo lo que me interesa y estudiar sea una buena idea para pasar el tiempo.